Procesos y minas
Cuando colaboro con una empresa me gusta empezar por intentar representar sus procesos.
No suele acabar bien. Al menos no al principio. Pero eso es positivo, ya que el objetivo era otro.
Me explico.
Comenzamos con una sesión en la que intentamos definir nuestra empresa como un único proceso (nivel 1) con sus entradas, salidas y recursos. Hasta aquí todo bien, demasiado genérico para dar problemas.
Pero sirve para ir conociendo la empresa, establecer lenguaje común y algunos conceptos.
Y sobre todo para que se haya seleccionado un pequeño grupo de personas clave en la empresa. Esas a las que primero hay que convencer para ver las cosas de otra manera y ser palanca del cambio.
El siguiente paso es dividir ese gran proceso en otros más pequeños (nivel 2). Aquí planteo cómo el corte no debiera ser vertical separando departamentos, sino horizontal separando familias de productos o pedidos.
Primera bomba. Primeros movimientos incómodos en la silla. Puede que la gente empiece incluso a intervenir. Bien.
Aquí ya se ve empieza a ver el tipo de organización y cultura que impera en la empresa; la real, no la escrita en un papel. Y también se nota si hay un trabajo de concienciación previo o una buena predisposición de partida; o va a hacer falta mucha, mucha pedagogía.