Una injusticia astronómica

Símbolos de planetas. Enanos pero planetas. (fuente: Wikimedia Commons)

¿Cuántos planetas tiene el Sistema Solar?

Si ya peinas canas, te saldrán a bote pronto 9.

Aunque si estás un poco al tanto de estos temas sabrás que hay trampa: no hace mucho “degradaron” a uno, así que deben de ser 8.

Como yo tampoco lo tenía muy claro, cogí por curiosidad un libro de astronomía para niños(*), a ver cómo había quedado definitivamente el tema y cómo se enseñaba hoy en día.

Y son 13. Hay 13 planetas en el Sistema Solar. De momento.

Esta es una curiosa historia de descubrimientos, cambios de criterio e injusticias astronómicas. Aunque el sufridor de esta injusticia quizá no sea quien imaginas.

 

El descubrimiento en 2005 del “objeto” Eris, de tamaño similar a Plutón, orbitando alrededor del Sol provocó cierto revuelo ¿se trataba del décimo planeta del Sistema Solar? Cumplía con todas las condiciones impuestas al resto de planetas hasta la fecha…

¿No estaba cerrado el club de planetas de nuestro Sistema? ¿Podían seguir apareciendo nuevos miembros? ¿Cómo es que no se conocían hasta entonces?

Esta última pregunta tiene fácil explicación. Eris (al igual que Plutón) orbita en el llamado Cinturón de Kuiper, más allá de Neptuno. Tan lejos que no es fácil distinguir los objetos a no ser que pasen por una posición muy favorable. Plutón lo hizo en 1930, pero Eris se resistía. Con un periodo orbital de 557 años (todavía no ha dado una vuelta al Sol desde que Colón llegara a América), tiene mucho tiempo para permanecer alejado y oculto.

¿Eso quiere decir que puede haber todavía más planetas?

Pues sí. De hecho, ese mismo año 2005 se descubrieron otros 2 más pequeños: Haumea y Makemake (me encanta el nombre de Makemake).

 

Parece que a la Unión Astronómica Internacional no le hacía gracia que pudieran ir apareciendo nuevos planetas, y creó en 2006 un criterio adicional que impediría definitivamente la entrada de miembros, al menos de 1ª categoría: la dominancia orbital.

Suena a la Guerra de las Galaxias, pero se refiere a que para considerar a un “objeto” planeta-planeta, tiene que haber limpiado su órbita, es decir, no puede haber objetos de tamaño significativo en su trayectoria excepto los que estén bajo su influencia gravitacional, como sus satélites.

Este nuevo requisito es inalcanzable tanto para Eris como para Haumea y Makemake, situados en un cinturón con miles de objetos compitiendo por su órbita. También lo es para cualquier nuevo aspirante que se descubra en esta zona, aunque no han aparecido candidatos desde 2005.

Se creó una nueva categoría para estos “objetos” que cumplían los antiguos criterios de planeta pero no el nuevo de dominancia orbital. La “liga de plata”, los planetas enanos.

El daño colateral se lo llevó Plutón, que al estar situado también en el cinturón perdió su categoría y descendió a planeta enano.

 

¿Una injusticia? Discutible, yo creo que no. Al menos no es lo más grave que se le ha hecho a un objeto del Sistema Solar.

El mismo día que Plutón descendió a planeta enano, otro cuerpo ascendió a esa misma categoría, hasta completar los 5 miembros de 2ª actuales.

Ceres fue descubierta en 1801 en el cinturón de asteroides entre Marte y Jupiter (aquí al lado si se compara con los anteriores). A pesar de cumplir con todas las viejas condiciones, nunca se le dio la categoría de planeta. Es decir, se le aplicó el criterio de dominancia orbital ¡200 años antes de que se aprobara! Y no le crearon una categoría de consolación como a Plutón, se la consideró siempre un simple asteroide.

A Plutón le dejaron codearse con los planetas de verdad durante 76 años, mientras que Ceres estuvo 205 años en una categoría inferior a la que le correspondía.

¿Qué ha sido más injusto, lo del consentido Plutón o lo de la sufrida Ceres?

 

(*) Catherine D. Hughes “Mi primer gran libro del espacio”. National Geographic Kids.

 

Ingeniero Industrial | Freelance | Experto en Planificación y Procesos

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