La buena, la fea y la mala
No hay mucha duda en la relación que existe entre la mejora de procesos y la digitalización.
Lo que parece que no está tan claro es el orden en que deben producirse, cual es causa y cual consecuencia.
Yo diría que existen 3 maneras de abordar esta relación:
1) La BUENA es empezar la casa por los cimientos.
Analizar nuestros procesos. Ver cuales los tenemos bien pulidos y cuales tenemos que mejorar. Después veremos si se beneficiarían de una automatización o una digitalización.
2) La MALA es lanzarse a una digitalización de primeras y porque sí.
Pensar que un problema de gestión u operativo lo vamos a solucionar cambiando a una herramienta más moderna y deslumbrante.
Arrastramos los mismos problemas a un nuevo entorno con el que además no estamos familiarizados y no sabemos todavía cómo hacerle trampas para que trague. Hemos pasado de tener 1 problema a tener 2.
3) La FEA es hacerlo todo a la vez.
Aprovechar el cambio de herramienta para forzar una serie de cambios con la excusa de que “el nuevo programa lo pide”.
Pero ¿Quién trabaja para quién? ¿La empresa para la herramienta? ¿Vamos a hacer las cosas como pide el nuevo ERP, no vaya a ser que se enfade?
Vale, es cierto, se nota cuál es mi favorita. Se nota que recomiendo el camino más largo y laborioso de analizar cómo estamos haciendo las cosas, cómo queremos hacerlas y cuál es la ruta para conseguirlo.
Y cuando creas que ya lo estás haciendo intenta estandarizar, intenta aumentar la repetitibilidad. Verás la cantidad de excepciones y de ruido que hay. Verás cuanto campo de mejora.
Solo entonces podremos automatizar para tardar menos tiempo, tener que tomar menos decisiones y centrarnos en las excepciones que seguro seguirán surgiendo.
Es ahora cuando la digitalización te puede ayudar.
Pero suelo llegar tarde. Suelo llegar con muchas decisiones ya tomadas y poco margen de maniobra. Los problemas repitiéndose y todo el mundo cansado y desencantado. Toca remontar para empatar.
Y entiendo porqué no se cogió la BUENA. Suena a burocracia y complicación, cuando es todo lo contrario.
Suena a mucho esfuerzo, y no está de moda (ni subvencionada).