Un stock imperdonable

 

Cuando no hablan de stock pensamos en almacenes con baldas llenas de producto esperando salida.

Afortunadamente, esto es cada vez menos habitual, pero también dificulta detectarlo.

Yo hablaría de stocks, en plural, porque hay de varios tipos y cada uno tiene su forma de combatirlo.

El primero es el stock de producto terminado, el ya comentado. Es el más evidente y contra el que más se ha luchado, por lo que hoy en día creo que no es problemático. Las empresas de servicios no lo tienen, y las de producto en su mayoría fabrican ya sólo si hay un pedido (MTO: Make to Order), por lo que su presencia se limita a empresas con producto en serie que fabriquen de forma continua contra stock, sin demanda explícita (MTS: Make to Stock), y que además cada vez trabajan más por lotes evitando acumular demasiado producto terminado.

Y es que nos hemos dado cuenta que el producto final lleva ya encima todas las operaciones y el valor añadido, por lo que es carísimo tenerlo inmovilizado, incluso sin contar los costes de almacenaje. Aunque siempre podemos culpar a Ventas de que no consigue darle salida.

 

El segundo es el stock de materias primas. No es el primero que se nos ocurre pero cuando te lo dicen parece evidente. Y el culpable también: Aprovisionamientos (o Compras, o Logística, o como lo llaméis en tu empresa) compra en lotes grandes para aprovechar descuentos y claro, pasa lo que pasa: el Almacén pidiendo siempre una ampliación.

¿Y cómo lo resolvemos? Pues hacemos depender el Almacén  de Aprovisionamientos y que se arreglen internamente.

Hombre, habrá que echarle un poco más de imaginación. Desde luego no ampliar el almacén, sino darle rotación. Explicarles a los de Compras que los objetivos departamentales pueden no ser lo óptimos a nivel global, las ventajas del lote pequeño… En fin, buena suerte.

 

Pero hay otro stock peor, uno menos evidente porque se extiende por toda la planta de manera discreta: el stock intermedio o de producto en curso.

Y este es imperdonable: decenas de miles de euros estancados en algún punto de la fabricación con cientos de horas y valor añadido aplicado, pero lejos todavía de poder dárselo a un cliente para monetarizar ese valor. Y aquí no puedes echarle la culpa a otro departamento, este marrón es 100% de Producción (o Fabricación, u Operaciones, o como lo llaméis en tu empresa).

En todo caso puedes repartir responsabilidades con tu planificador o con tu responsable de procesos… si los tienes.

Hay quien se pone dramático y lo llama el cáncer de la producción. Yo rebajaría el grado y lo compararía con el colesterol: el stock de producto en curso es el espesante que ralentiza el flujo de nuestros pedidos, haciendo que se arrastren de manera lenta por la fabricación alargando los plazos de entrega a cliente.

Y es casi imperceptible si no se sabe o no se quiere ver. Tan preocupados como estamos de que las máquinas no se paren, parece hasta bueno tener un poco de trabajo esperando en la puerta…

Es curioso lo que nos preocupa que se paren las máquinas, pero lo poco que nos importa que se paren los pedidos.

¿Quizá haga falta un cambio de perspectiva?

Yo creo que sí.

 

Ingeniero Industrial | Freelance | Experto en Planificación y Procesos

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